viernes, 4 de noviembre de 2011

Acerca de la Responsabilidad Social Empresarial


 Como ya se ha mencionado anteriormente -cada vez que hemos desarrollado algunos conceptos de Zygmunt Bauman- el Estado en esta etapa de Modernidad Líquida ha perdido su rol de articulador de las políticas de desarrollo a largo plazo, y en su lugar se han ubicado las empresas en el centro de la esfera social. En este marco surge lo que se denomina Responsabilidad Social Empresarial, y para conceptualizarla utilizaremos el capítulo 3 de “El comportamiento de las personas en las organizaciones” de van Morlegan y Ayala.

 La RSE se puede definir en términos del “compromiso de la empresa de contribuir al desarrollo sostenible, con la participación de sus grupos de interés, a fin de mejorar la calidad de vida de la sociedad en su conjunto”. Desarrollo Sustentable implica por un lado que las mejoras en la calidad de vida de las personas y el cuidado del medioambiente están por encima del crecimiento económico de la empresa, y por otro lado que las empresas son responsables de atender el futuro y del cuidado de los recursos naturales del planeta.

 La empresa, como institución inscripta en un medio social complejo y un contexto histórico-cultural determinado debe satisfacer las necesidades de la sociedad que le otorga licencia para operar, en este sentido vemos que las expectativas de los actores sociales vinculados -directa o indirectamente- con la empresa tienen la potencialidad de incidir de manera decisiva en su desarrollo. Desde los distintos ámbitos estatales se establecen normas de cumplimiento obligatorio que están destinadas a garantizar la rentabilidad y desarrollo económico de las empresas, a la vez que se respetan los derechos y garantías de los actores intervinientes; pero dichas normas son solo el punto de partida de una gestión empresarial responsable socialmente, debido a que además de lo exigible por la ley, las empresas para ser socialmente responsables deben voluntariamente realizar acciones que favorezcan el entorno natural y social en el que operan, y dichas acciones deben exceder la función específica para la cual la empresa ha sido creada.

 Por último, nos gustaría mencionar algunos inconvenientes que surgen al momento de reglamentar e implementar prácticas empresariales socialmente responsables. El mayor problema surge a partir del desvanecimiento territorial del Estado y de sus limitaciones para regular el uso del territorio; se tornan evidentes las dificultades para delimitar los impactos que las actividades de las empresas tienen sobre la vida de las comunidades vecinas y el medioambiente, lo cual implica a su vez los límites de responsabilidades que atañen tanto a la gestión pública como privada suelen ser difusos. Otros dos inconvenientes a tener en cuenta son: por un lado, el equilibrio entre lo exigible y lo voluntario; y por el otro, la necesidad de implementar programas de RSE articulados con políticas públicas a corto y largo plazo para que los efectos de los mismos sean globales, integradores y no particulares y dispersos.

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